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Pequeñas anécdotas en Gemels: el valor de saber ser vulnerable

Perseverancia, constancia y tenacidad: las intenciones virtuosas que contribuyeron a nuestro crecimiento

Aquella mañana gris, llegó una llamada a nuestro pequeño taller mecánico que cambiaría el curso de nuestro día y, tal vez, de nuestras vidas.

Octubre de 1997, estamos en una pequeña ciudad de la provincia de Bérgamo, en el norte de Italia, GEMELS estaba envuelta en un manto frío y la niebla entraba por las calles.

Aquella mañana gris, el teléfono sonó con un tono urgente. Al otro lado de la línea, la voz de nuestro cliente, un fiel distribuidor, sonaba impaciente: ¡había un problema! La válvula que le habíamos suministrado estaba de camino a nuestro almacén para ser inspeccionada. Va a ser un día muy ajetreado”, pensé.
Desde hace algunos años decidimos fabricar productos de diseño propio que vendíamos en el mercado italiano e internacional. Yo,  Angelo F., Al principio tenía dudas sobre esta elección de mis hijos, pero con el tiempo tuve que reconsiderarlo…

A media mañana llegó la caja con la válvula defectuosa, entregada directamente por el amigo y cliente Gigi Schiavetto. Una vez abierto vi, además de la válvula, una pequeña nota que decía… “¡felicidades, pierde !
Esas palabras me golpearon como una flecha en el corazón, pero traté de ocultar mi amargura…. Mientras tanto, Gigi, con su consideración y sabiduría habituales, intentó minimizar el problema. Yo le contesté con un deje de gratitud, prometiendo comprobar el defecto y proporcionar una sustitución inmediata… Pero era demasiado tarde, el cliente de Gigi ya se había ocupado él mismo del problema y le había puesto fin.
Le entregué la caja a mi hijo, quien la creó para bien o para mal, y aún recuerdo su cara cuando leyó la nota...
Aunque no estaba de acuerdo con la decisión de fabricar válvulas, tenía que admitir que la empresa tenía bastante éxito con las mejoras continuas.
Como a cualquier padre me hubiera gustado poder ser solidario, útil y pasar más tiempo con mis hijos en la empresa pero un día de noviembre de 2018, me fui para siempre sin ni siquiera poder despedirme de ellos….

 

Sí, ¡fue un verdadero fracaso recibir esa válvula! Humillante, nunca lo olvidaré. Nunca olvidaré el gesto de mi padre Angelo que, mientras yo estaba perdido en la comprensión de los problemas, me tendió la mano y con un gesto reconfortante me dijo: no te preocupes, lleva tiempo, lo has hecho todo desde cero sin ninguna ayuda.
Es normal que haya problemas pero poco a poco irán mejorando.

Hoy pienso que un padre que presencia el fracaso de su hijo, ya sea en el trabajo la escuela o cualquier otro reto, siente un dolor tan profundo que si pudiera lo haría suyo….
El que se llevó esa mala impresión fui yo, Marco Facchinetti, y de ese fracaso surgieron equipos de última generación y sofisticadas pruebas DFMEA, capaces de reducir los márgenes de error casi a cero con un PPM de casi 002, seríamos capaces de encerrar dos mosquitos dentro de una válvula y si uno sufría de asma lo sabríamos.

Hoy producimos miles de válvulas al día y las pocas devoluciones que se producen son por aplicaciones incorrectas o inadecuadas para la válvula elegida independientemente por el cliente.

Así somos, así nació nuestra empresa: del trabajo duro, de las dificultades, de la honestidad y la humildad, de las derrotas y los éxitos, de la tenacidad y la perseverancia. Nunca dejamos de aprender, las decepciones son el punto de partida de un nuevo renacer y de una evolución continua, como decían los antiguos griegos, “los sufrimientos son enseñanzas”.
El valor de ser capaces de admitir que somos vulnerables es la clave de nuestro éxito en los deportes extremos.

Y la historia continúa… la vida es grande, no importa si eres joven o no, nunca te detengas ante el primer error, vuelve a intentarlo hasta que mejores